Durante la colonización de América por los españoles, se encontraron en la cuenca del hoy denominado río Amazonas, con unas mujeres guerreras que combatían con fiereza al lado de los hombres, los espa˜oles las denominaron como Amazonas y en su honor al río se le dio el nombre de AMAZONAS.
Francisco de Orellana, en el año 1542, dirigia la exploración de un gran río que habia encontrado en la recién descubierta América y que más tarde se denominaria Amazonas.
Estos canales se alejaban del brazo principal. Estaban rebosantes de troncos, bejucos y vegetación flotante, lo cual obstaculizaba el paso. De vez en cuando se escuchaba el tam tam de tambores lejanos. Era como si alguien los vigilara y de lejos, les informara a otros sobre su llegada.
El 22 de junio de 1542 los navegantes llegaron a una rica tierra, en la que los pueblos se seguían el uno al otro. Algunas canoas se acercaron a los navíos de la expedición de Orellana y los indígenas que las conducían se dirigieron a los intrusos haciendo extraños gestos y hablando en una lengua incomprensible. Orellana y sus soldados pensaron que los indigenas quizas se estaban burlándose de ellos. Quizás no, probablemente sólo querían comunicar algo, pero sus ridículas muecas fueron tomadas como bromas. Orellana, irritado a causa de ese extraño comportamiento, decidió alejarlos, y dio la orden de herir a algunos de ellos con las ballestas. Después de haber navegado aproximadamente una legua, resolvió amarrar en una aldea, con la intención de abastecerse. Sin embargo, un montón de flechas lanzadas por otros nativos belicosos que gritaban complicó el desembarco.
Los españoles, que utilizaban corazas de grandes tortugas como escudos, se defendieron con ballestas y arcabuces, matando a varios indígenas que avanzaban sin tregua. Algunos de ellos, antes de lanzarse violentamente contra los invasores, bailaban de una extraña manera, como si tuvieran que rendirle homenaje. En plena batalla, los extranjeros observaron unas mujeres guerreras, altas, blancas y musculosas que lanzaban sus flechas con precisión, de tal manera que lastimaron a cinco españoles, entre los cuales estaba fray Carvajal, que realizo el relato de la expedición y al que hirieron en el bajo vientre.
Esas mujeres guerreras que combatían con fiereza al lado de los hombres eran las Amazonas y en su honor al río se le dio el nombre de AMAZONAS.
Fray Carvajal, relato del descubrimiento del famoso Río Grande que descubrió el Capitán Francisco de Orellana:
Estas mujeres son muy blancas y altas, y tienen muy largo el cabello y entrezado y revuelto a la cabeza y son muy membrudas y andan desnudas en cueros, tapadas sus verguenzas, con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez indios; y en verdad que hubo mujer de estas que metió un palmo de flecha por uno de los bergantines, y otras que menos que parecían nuestros bergantines puercoespin.
Tornando a nuestro propósito y pelea, fue Nuestro Señor servido de dar fuerza y animo a nuestros compañeros, que matar siete u ocho, que
estas vimos, de las amazonas, a causa de lo cual los indios desmayaron y fueron vencidos y desbaratados con harto daño de sus personas; y porque venia
de los otros pueblos mucha gente de socorro y se habían de revolver, porque ya se tornaban apellidar, mandó el Capitán que a muy gran
priesa se embarcase la gente porque no querría poner en riesgo la vida de todos, y así se embarcaron no si zozobra ,el agua venia mucha flota
de canoas, y así nos hicimos a largo del río y dejamos la tierra.
La batalla enardecía. Los españoles, finalmente, salieron victoriosos al poder servirse de sus arcabuces y de sus espadas de hierro. Luego se
retiraron y llegaron hasta el centro del río, de donde lograron alejarse.
Orellana se llevó a un nativo como prisionero, quien días después fue interrogado y el cual describió los usos y las costumbres de las mujeres guerreras y contó que el señor de ese pueblo era Couynco, un tributario de las Amazonas, llamadas Cunan, que en Tupí-Guaraní significa mujeres.
La navegación continuaba y los españoles decidieron atracar en otro pueblo con la esperanza de encontrar alimento y refugio. No fue así. También en aquel lugar fueron atacados por furiosos nativos que les lanzaron montones de flechas, una de las cuales hirió en un ojo justo al fray Gaspar de Carvajal.
El religioso, fue herido dos veces en el mismo día y perdió el ojo, con terribles dolores. Los demás hombres de la expedición lo ayudaban intentando curar la órbita vacía y ensangrentada, pero él no se quejaba, por el contrario, agradecía al Señor por ayudarlo a superar lo que él llamaba pruebas de fe, y no dejaba de confortar a los otros heridos. Jamás imprecó contra los nativos, sino que entendía su situación y se daba cuenta de que se sentían amenazados por seres extraños que atravesaban su territorio.
Al día siguíente, los navíos fueron de nuevo rodeados por montones de flechas, una de las cuales hirió en un ojo justo al fray Gaspar de Carvajal. El religioso, lastimado dos veces en el mismo día, perdió el ojo, con terribles dolores.
En 1637 el religioso Cristóbal de Acuña, visitó la zona del Amazonas y describió el lago Parime, de donde las amazonas extraían sal y una valiosa
piedra de jade llamada: Muirakitan, que era considerada la piedra filosofal de la Amazonía, se utilizaba como amuleto y símbolo de agradecimiento a los Dioses.
Antonio Pigafetta, era cronista de Magallanes y lo acompaño en su viaje alrededor del mundo y nos narra que en la isla de Ocoloro, al sur de Java, habia una Amazonas que eran fecundadas por el viento.